lunes, 28 de enero de 2013

REENCARNACIÓN Y KARMA




En esencia, ¿qué es la reencarnación?

Es la creencia de que cada uno de nosotros pasa por vidas sucesivas, con el propósito de crecer en espíritu y de recobrar la plena conciencia de su naturaleza divina. El punto de vista de Cayce excluye la metempsicosis o transmigración de las almas, según la cual los humanos pueden reencarnarse en forma animal. A la vez, provee un marco filosófico para el pasado, poniendo especial énfasis en la manera de asumir nuestra existencia actual: debemos vivir el momento presente, procurando desarrollarnos espiritualmente y ayudarnos los unos a los otros. Las lecturas enseñan que el recorrido que hemos efectuado nos ha traído al punto en que nos encontramos.

Sin embargo, lo esencial no es quiénes hemos sido o qué hemos hecho antes, sino cómo reaccionamos frente a las oportunidades y a las pruebas que surgen ahora mismo, dondequiera que nos hallemos. En efecto, nuestras elecciones y conducta del momento, provenientes de nuestro libre albedrío, son las que realmente importan. La perspectiva de Cayce, para nada fatalista, abre horizontes casi ilimitados.

En las lecturas, Cayce señaló también el peligro de comprender incorrectamente la reencarnación. Indicó que ciertas teorías alteraban su verdadero significado. En particular, todas las que no reconocían la libre voluntad creaban lo que llamó "un monstruo kármico", es decir una idea errónea que no tomaba en cuenta los hechos auténticos, ni la estrecha conexión existente entre el karma, el libre albedrío, el destino y la gracia. Aún hoy en día, mucha gente interpreta, de manera equivocada, la reencarnación como un eslabonamiento o una concatenación ineluctable de experiencias y de relaciones que nos impone nuestro karma.

Si así fuera, nuestras decisiones anteriores nos obligarían a seguir una trayectoria marcada con acontecimientos específicos, y nuestro porvenir ya estaría fijado. Esta visión difiere totalmente de la de Cayce, pues las lecturas destacan que el pasado no proporciona sino una coyuntura posible o probable. Muestran que, lejos de ser meros espectadores, a veces reticentes, desempeñamos un papel dinámico en el desenvolvimiento de nuestra propia existencia.

La palabra "karma" es un término sánscrito que significa "obra, hecho o acto". A menudo se le da el sentido de "causa y efecto". Las lecturas concuerdan con esta acepción, pero añaden la noción filosófica inédita y exclusiva de que el karma puede definirse como una memoria. Por ende, no se trata de una "deuda" que tenemos que pagar conforme a algún criterio universal, ni de una serie de experiencias determinadas por nuestras previas acciones, buenas o malas.

El karma es sólo una memoria, una fuente de información que incluye elementos ‘positivos’ y otros aparentemente ‘negativos’, en la cual el subconsciente busca los datos que utiliza en el presente. Esto explica, por ejemplo, las afinidades o las animosidades espontáneas que sentimos por ciertas personas.

Aunque esa memoria subconsciente se refleja en nuestra fisonomía e influye en nuestros pensamientos, reacciones y decisiones, siempre podemos recurrir al libre albedrío para orientar nuestra vida.

Las lecturas de Cayce mencionan que cuando fallecemos, no nos reencarnamos de inmediato. Puesto que lo que llamamos subconsciente en el plano físico viene a ser nuestro consciente en el más allá, el alma recapitula todo lo que ha atravesado y escoge, entre las lecciones que debe aprender, las que se siente capaz de asumir ahora a fin de seguir su evolución. Entonces aguarda el momento propicio para renacer en la tierra.

Ordinariamente, elige un entorno que ha conocido antes. En cada nueva vida, opta por un cuerpo masculino o femenino, según el objetivo de su encarnación. Además, selecciona el ámbito y las condiciones (padres, familia, lugar, época, etc.) que le permitirán perfeccionarse y cumplir con lo que espera realizar.

Sin embargo, sus experiencias dependerán de la forma en que emplee su libre albedrío dentro de ese contexto.

En efecto, podemos considerar nuestras tribulaciones como obstáculos e impedimentos o, por el contrario, transformarlas en situaciones beneficiosas, en oportunidades de elevar nuestro nivel de conciencia. El proceso de reencarnación continúa hasta que logremos personificar el amor universal en el mundo y expresar nuestra esencia divina en todos los aspectos de la vida terrenal.

Conviene notar que talentos y cualidades nunca se pierden, de modo que las facultades cultivadas en cada encarnación se suman al capital del futuro. Por ejemplo, el don de los niños prodigios es el resurgimiento de un talento ejercitado en una o varias existencias previas. Asimismo, un excelente profesor de literatura podría haber sido escritor, historiador y copista en vidas anteriores. De hecho, nuestras aptitudes se manifiestan en función del motivo de nuestra encarnación actual.

Las lecturas revelan que el karma no se instaura entre los individuos, sino únicamente con uno mismo. En otras palabras, "uno siempre se enfrenta a sí mismo". En consecuencia, el curso de nuestra existencia se basa en las decisiones que tomamos a fin de responder a la coyuntura que nosotros mismos hemos suscitado.

No obstante, la noción más difícil de entender es que, en general, se nos brinda la posibilidad de resolver nuestros propios problemas kármicos a través de nuestras interacciones con los demás. Por esta razón, en lugar de aceptar la plena responsabilidad de nuestros fracasos y decepciones, tendemos a imputárselos a otros.

Así nuestro karma nos es personal, pero nos sentimos constantemente atraídos por la gente o los grupos que nos ofrecen ocasiones favorables de asumirlo. De manera similar, ellos se acercan a nosotros en su recorrido individual para satisfacer su memoria kármica. Por lo tanto, nuestras relaciones con los demás nos permiten enfrentarnos a nosotros mismos y vivir sucesos que nos enseñan y nos ayudan a avanzar en el sendero espiritual.

Con frecuencia, los episodios vividos en grupo reaparecen, en encarnaciones posteriores, como vínculos familiares, profesionales, culturales o étnicos. Las lecturas subrayan que nunca nos encontramos con alguien accidentalmente, porque las coincidencias no existen. Del mismo modo, no experimentamos de entrada una profunda simpatía o antipatía sino hacia personas que hemos conocido antes.

Debemos atenernos a las consecuencias de nuestras decisiones y actitudes previas, ya que cosechamos inevitablemente lo que hemos sembrado. La Biblia dice: "Todo lo que sembrare un hombre, eso mismo cosechará." Los adeptos de la reencarnación suelen afirmar: "Atraemos lo que es semejante a nosotros." Esto implica que, algún día, tendremos experiencias análogas a las que nuestras elecciones han producido en la vida de otros.

A diferencia de las doctrinas fatalistas que nos reservan una suerte inmutable, la teoría de Cayce asevera que somos dueños de nuestro destino.

En efecto, podemos controlar nuestros pensamientos, palabras y acciones, y escoger nuestro comportamiento ante las circunstancias que nosotros mismos hemos engendrado. Comprendamos que todo lo que acontece en nuestra existencia es el fruto de nuestra propia creación, y que nuestras tribulaciones siempre contribuyen a nuestro desarrollo cuando las consideramos como oportunidades de corregir los errores del pasado o de adquirir sabiduría y entendimiento.

Descubrir por qué nos hallamos en una u otra situación no es necesariamente fundamental: lo primordial es cómo nos disponemos a hacerle frente, pues de nuestras reacciones nacen nuestras experiencias futuras. Así, dos personas podrán adoptar una actitud muy distinta en casos comparables, por ejemplo con respecto a la pérdida de un empleo.

Mientras que una se angustiará y amargará, la otra verá una ocasión inesperada de reconstruir su vida y de dedicarse a alguna actividad que le apasiona desde hace mucho tiempo.

La reencarnación es un concepto que figura en las grandes religiones del mundo y no se limita a las filosofías orientales.

Profesa la tolerancia y la compasión, contesta numerosos interrogantes y da sentido hasta a los más mínimos aspectos de la existencia. Algunos la encuentran provechosa, otros controversial. De cualquier forma, lo que los demás opinan no es pertinente. Los adeptos serios saben que todos hemos experimentado varios ámbitos, condiciones y circunstancias en el transcurso de nuestras vidas sucesivas.

Ellos se sirven de la reencarnación, no para detenerse en el pasado o enorgullecerse de quizás haber gozado de notoriedad anteriormente, sino para crecer en espíritu y contribuir a mejorar el mundo en el que vivimos.


martes, 11 de octubre de 2011

miércoles, 5 de octubre de 2011

lunes, 5 de septiembre de 2011

REGISTROS AKASHICOS POR PRIMERA VEZ EN ASTURIAS




Por primera vez EVA LUNELLA en Asturias en CURSO REGISTROS AKÁSHICOS Nivel 1 el 1 de Octubre en el centro MAITREYA de Pola de Siero.

Charla Gratuita el 29 de Septiembre a las 19h30 en Biblioteca Jovellanos de Gijón

lunes, 24 de mayo de 2010

REGISTROS AKASHICOS




¿Qué son los registros akáshicos?

El Registro Akáshico es el Libro de la Vida, del que hablan las religiones, es la mente fotográfica de Dios, hoy disponible para la Humanidad.
El mismo se encuentra en custodia de los seres de luz que se llaman Kumaras (Guardián), son los Guardianes del Registro Akáshico. El vórtice de energía terrestre que los contacta está en Shambala, en el Tibet.
En Argentina el punto de energía de contacto con Él, está en Los Terrones, Capilla del Monte (Erks).




El Akasha, en sánscrito, es el archivo de todas las experiencias del alma: pasado-presente y futuro,teniendo en cuenta que el tiempo y el espacio son simbolismo de la tercera dimensión que no atañen al Alma.
Es el registro del viaje del alma, desde su comienzo y contiene todas las posibilidades de su desarrollo futuro. Para comprender más profundamente el Registro Akáshico debemos remitirnos a la filosofía Kármica, al Plano Superior (Monádicoy Búdhico), al Tribunal Kármico y saber la verdadera razón por la cual estamos encarnados aquí y ahora.
Se desprende una chispa de luz de la gran Fuente Universal y va a elegir descender al plano físico con una misión específica, sumada a la de repolarizar los aspectos negativos de personalidad.
A través de las distintas vidas vamos experimentando las virtudes de la espiritualidad sobre lo físico, hasta que asi logramos dominar la materia y ponerla a nuestro servicio y que no sea al revés.
Todos estos ir y venir de las distintas vidas quedan registrados en el libro de la vida o Registros Akáshicos; pero por una cuestión de autoconservación el ser borra su memoria para no terminar autodestruyéndose con recuerdos quizás no muy buenos ni santos; razón por la cual este registro guarda muy celosamente dicha información. A través de la cual el Tribunal Kármico (formado por Maestros Ascendido de Luz que cuidan el cumplimiento de las leyes cósmicas por Amor), son los que ordenan nuestras vidas futuras.
Al ingresar en esos registros, el consultante, a tráves del lector, obtiene la información que su Alma necesita comunicarle a la personalidad, por lo general atascada en el velo de la realidad, para que pueda evolucionar de acuerdo al Plan elegido por el Ser encarnado.
En una lectura la información de vidas pasadas puede o no ser relevante, lo que generalmente es valioso es el guía que se recibe para ayudarnos a elaborar y trabajar los patrones que están presentes en esta vida, las oportunidades para crecer, as como también la dirección a tomar.
Esto trae un efecto sanador que te ayuda a ver las distintas circunstancias de tu vida con otra óptica, puede que sea más profunda o tal vez más espiritual.
Esta sanación trae un efecto domino, ya que una vida toca otra vida y esa sanación no solo se produce en tu conciencia , sino que toca a cuantas hay a tu alrededor y las despierta y sana a la vez.
¿Cómo acceder a estos registros Akáshicos?
El acceso a los Registros Akáshicos, su lectura y los dones que trasmiten, sólo está permitido a almas con plenitud espiritual, que ingresan conducidos por Maestros Ascendidos, Guías Espirituales, Seres de Luz. De eso modo, videntes como Edgar Cayce, Madame Blavatsky y Alice Bailey supieron acceder a esta memoria del Alma Planetaria para alcanzar la información que nos legaron a través sus escritos.
A través de los Registros Akáshicos se puede leer, como en un libro abierto, la totalidad de nuestras vidas: pasado, presente y futuro. Todo coexistiendo en un mismo plano y abarcando todos nuestros pensamientos, emociones, aprendizaje, luz y sombra.
Esta nueva perspectiva nos permite descubrir aspectos a trabajar en nuestra vida que a veces, ni siquiera con la mejor terapia psicológica, logramos descubrir, por estar almacenados y "olvidados" en el inconsciente. Esta vivencia conecta al consultante con lo más elevado de sí mismo y le brinda una visión de las cosas que supera los límites de lo esperado, que conduce a verdaderas sanaciones a todo nivel: emocional, mental e incluso físico.





La sanación Akáshica


La sanacion akáshica y la dispensación del karma. Es la energía que baja del Registro Akáshico, desde el amor de los Maestros Ascendidos, para sanar el karma y apoyar a este ser en los procesos de ascensión y superación de pautas negativas, bloqueos energéticos, traumas, etc.
Esta sanación, posteriormente a la lectura opera sobre el aura y el alma (Yo Crístico) del ser, produciendo una intensa y profunda sanación y desbloqueo, dándole al ser la posibilidad de encaminarse a lo que debe ser en su vida, aportándole alegría y gozo.
Los Maestros aceptan preguntas de todo tipo, dentro del respeto, de la alta herramienta espiritual con la que me estoy conectando. Porque entienden que problemas materiales aquejan al alma, y le quitarían luz.
La consulta se desarrolla con respuestas que pueden ir desde lo más material a lo mas esperitual, Las respuestas que el consultante recibirá son siempre de acuerdo al nivel de apertura que su personalidad le permita. En algunos casos las respuestas podrán contener información que resguarde a las vidas pasadas y sea relevante para comprender una situación presente: una fobia, una situación que se repite, una relación, etc....
Los Regitros Akáshicos es la fuente, es la verdad, es el último escalón y la mayor gracia a la que se puede acceder.
Para leer los Registros Akáshicos se necesita una intensa preparación espiritual que puede ser lograda por quién se lo proponga.
Una lectura de los Registros Akáshicos puede movilizarnos profundamente, ayudándonos a tomar resoluciones que cambien nuestro desarrollo personal y espiritual.